Cambios de Orden Mundial
La caída de la Unión Soviética en 1991 marcó el fin del orden bipolar que gobernó el mundo desde 1945, dando paso a un orden unipolar liderado por Estados Unidos. Este nuevo orden, sin embargo, enfrentó desafíos significativos, especialmente tras la crisis financiera de 2008 y los fracasos en el Medio Oriente. La hegemonía estadounidense se caracterizó por el desconocimiento del derecho internacional y la soberanía de los estados, utilizando medios coercitivos para maximizar sus intereses.
El declive del orden unipolar ha dado paso a un escenario más complejo, donde las potencias emergentes, como los BRICS, están configurando un nuevo orden multipolar. Este cambio refleja una transición de poder que desafía las estructuras tradicionales y abre espacio para nuevas dinámicas internacionales.
Cambios en las Relaciones de Poder
Estados Unidos y la Guerra en Ucrania
Estados Unidos ha adoptado una postura compleja en relación con la guerra en Ucrania, reconociendo el conflicto como una contienda indirecta contra Rusia. Esta perspectiva refleja la intención de EE.UU. de negociar la paz para evitar una mayor expansión del conflicto, lo que podría debilitar su posición global. Sin embargo, esta estrategia contrasta con su continuo apoyo militar a Ucrania, que incluye la provisión de armamento y asistencia logística. Además, EE.UU. ha exigido concesiones territoriales a Ucrania a cambio de su ayuda, lo que revela un enfoque pragmático que busca maximizar sus intereses geopolíticos en la región.
Esta dualidad en la política estadounidense hacia Ucrania subraya la tensión entre la necesidad de mantener la estabilidad global y la búsqueda de ventajas estratégicas. Al buscar la paz con Rusia, EE.UU. intenta mitigar el riesgo de un conflicto más amplio que podría afectar su hegemonía, mientras que su apoyo a Ucrania refuerza su influencia en Europa y debilita la posición de Rusia en el escenario internacional.
Conflicto en Medio Oriente
Mientras promueve la paz en Ucrania, Estados Unidos ha intensificado su participación en conflictos en Medio Oriente, apoyando a Israel en acciones militares contra Gaza y otros países de la región. Esta intervención refleja la continuidad de la política estadounidense de respaldar a sus aliados en la región, asegurando su influencia geopolítica y controlando recursos estratégicos.
Además, EE.UU. ha declarado a organizaciones como Ansar Allah y el Tren de Aragua como terroristas, implicando a Irán y Venezuela en su narrativa de seguridad. Esta estrategia busca justificar su intervención militar y consolidar su posición en Medio Oriente, al tiempo que desvía la atención de sus propias acciones coercitivas. Al vincular a Irán y Venezuela con el terrorismo, EE.UU. intenta aislar a estos países y debilitar sus alianzas, reforzando su dominio en la región.
Desplazamiento de la Globalización Neoliberal
Estados Unidos ha iniciado una guerra comercial con sus aliados tradicionales, recortando gastos y ayuda exterior, y desmontando el modelo de globalización neoliberal que ha dominado las relaciones económicas internacionales en las últimas décadas. Este giro estratégico busca reconfigurar las relaciones económicas globales en favor de sus intereses, priorizando la autosuficiencia y la protección de su economía interna.
Al adoptar políticas proteccionistas, EE.UU. busca reducir su dependencia de cadenas de suministro globales y fortalecer su posición económica frente a competidores emergentes como China. Este enfoque refleja una transición hacia un modelo más centrado en la seguridad nacional y la soberanía económica, lo que podría tener implicaciones significativas para la economía global y las relaciones comerciales internacionales.
En conjunto, estas estrategias revelan un enfoque multifacético de Estados Unidos para mantener su hegemonía en un mundo en transición, adaptándose a nuevas dinámicas geopolíticas y económicas mientras busca maximizar su influencia y poder en el escenario global.
Conclusiones Estratégicas
Las transformaciones en las relaciones internacionales en las últimas tres décadas han sido profundas y multifacéticas, transitando desde la bipolaridad y la unipolaridad hacia un orden basado en reglas y, finalmente, hacia la multipolaridad. Este cambio ha implicado una reconfiguración de ideologías, la formación de nuevos países y bloques económicos, y la sustitución del poder militar, tecnológico y económico a nivel global.
Las propuestas de paz de Estados Unidos están dirigidas principalmente a Rusia, reconociendo su superioridad militar, mientras que al resto del mundo le declara una guerra económica. En Medio Oriente, EE.UU. apoya el exterminio del pueblo palestino y bombardea a varios países, amenazando militarmente a Irán. Además, busca despojar territorios en Europa y América, declarando a inmigrantes latinoamericanos como terroristas.
Europa, por su parte, ha asumido planes de militarización y guerra contra Rusia, viendo a Ucrania como un campo de batalla estratégico. Las potencias europeas han comenzado a repartirse las materias primas de Ucrania, posicionándose como adversarias de EE.UU. en términos económicos y militares.
Rusia, en contraste, ha fortalecido sus alianzas con Irán y China, y ha emergido como una potencia económica y militar significativa. Los BRICS, liderados por Rusia, están ganando la guerra económica y tecnológica, ofreciendo una alternativa al dominio occidental. Este escenario refleja un mundo en transición, donde el sur global encuentra en la multipolaridad una esperanza para un futuro más equilibrado y justo.